No son buenos estos tiempos que corren para que sigan apareciendo los verdaderos cronistas de prensa. Tal vez a eso se deba que cada día sean más escasos.

Autor(es): Juan Carlos Guardela Vásquez

ISBN: 978-958-8004-59-0

Año: 2020 

DOI: 

 

El cuento bien contado.

  • Contenido:

1.     El cuento bien contado (Juan Gossaín)

  • CRÓNICAS

1.     El duelo

2.     La mujer del bolso blanco

3.     Un viaje a la indolencia

4.     Los mochos de Ralito

5.     El edén vencido

6.     Tabaco

7.     ¿Fue Rafael Núñez envenenado?

8.     La parábola de El Toto

9.     Frenesí por el meneo

  •  CRÍTICA

1.     Respuesta a Andrés Oppenheimer

2.     Profesores que no leen

3.     El resto es baile

4.     Las brujas están vivas

  • OPINIÓN

1.     El cuidador de huesos

2.     El reino de la tienda

3.     Origen y hervor de la plebedad

4.     La sobra es cosa seria

5.     Docencia para después de la guerra

6.     Volver a ser héroes

7.     Volver al amor

8.     El poder de los corruptos

9.     Los caudillos son semidioses

  •  ENTREVISTAS

1.     «El habla popular está siendo usufructuada por el poder»

2.     Winston Morales: «En la poesía hay muchos poetas de Fórmulas»

3.     «En últimas, escribimos para Dios»: Gustavo Arango

4.     «Hay que desmitificarlo»: El octavo de los hermanos

Reseña:

Para no darle más vueltas al asunto, lo que quiero decir es que, en esta época de tecnologías frenéticas, de redes sociales y de lenguaje abreviado, lo que abunda por donde uno mete la vista es el laconismo, el mensaje resumido, las abreviaturas. La brevedad se volvió forzosa. Imperiosa.

Por eso a mí me causa admiración y me renueva el entusiasmo cuando veo que surgen casos como el de Juan Carlos Guardela, que mantiene viva y latente la vigencia de la crónica, que publica libros, que escribe para revistas y periódicos, que dirige documentales. Debo decir, que, viéndolo en acción, incansable, me alegra recordar aquella vieja sentencia de los clásicos españoles del siglo de oro: todavía hay luz en la poterna y guardián en la heredad.

Si algo tiene que ver el destino en el futuro de un hombre, habría que aceptar que Guardela estaba condenado a ser un narrador. Nació en San Juan Nepomuceno, en el corazón mismo del departamento de Bolívar, allí donde se encuentran en un abrazo la montaña y la sabana espléndida, tierra de cantores y cuenteros, de leyendas y de versos.

Repasando estas crónicas, volviendo a leerlas, me complace comprobar una vez más lo que he pregonado a lo largo de medio siglo de trabajo como cronista: la base fundamental del periodismo, naturalmente, es la ética. La verdad por encima de todo. Pero a su lado, tomadas de la mano, camina la estética.

La verdad rigurosa y severa no riñe con la gracia y la donosura del lenguaje. Por el contrario: se complementan.

Por eso es por lo que, ahora, al escribir estas pocas palabras de congratulación con Guardela, puedo repetir mi consigna eterna: el periodismo auténtico consiste en contar el cuento bien contado. Es decir: la verdad bien dicha. Es decir: ética más estética juntas.

 

Ustedes mismos podrán comprobarlo apenas empiecen a leer el libro que ahora tienen en sus manos.

Juan Gossaín